Investigando. #Melanie C. Friskh

Salí de mi habitación luego de la mañana más aburrida que había tenido en años y es que como estaban las cosas no era para menos. Extrañaba poder salir a cualquier parte sin sentirme insegura, despreocupada de que no moriría a los dos pasos fuera de mi hogar, si es que donde vivía ahora podía llamarse así. Para colmo, en mi tonto intento de tener contacto con el exterior, encendí el viejo reproductor musical de mi hermano, y me fue inevitable recordar el pasado que al parecer todavía no lograba superar, pero que intentaba a cada instante dejar atrás para poder seguir adelante con mi vida lo más normal posible, dentro de lo que cabía.

En fin, me dirigí a La Sala de Estudio con el afán de proseguir con mis investigaciones, pues no había forma de que me diera por vencida, teníamos que salir, la gente que había sobrevivido no podía simplemente resignarse a morir en un momento dado y fin, porque no era así como yo había decidido crecer, y mucho menos morir, por ello era que si pretendía luchar por mi existencia, igual lo haría por la de los demás, así me costase la mía propia.

Sonreí ante mis irónicos pensamientos positivos cuando en el camino a la Sala vi mi alrededor destruido y sin aparente esperanza de poder creer que las cosas iban a progresar. ¿De dónde salían tantas ganas de vivir? ¿Por qué algunos se habían desquiciado y otros simplemente parecían tan normales? Mi hermano solía decirme durante mis entrenamientos de esgrima "La esperanza es lo último que se pierde", mientras que mi profesor decía descaradamente "La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre". Me daba lo mismo lo que ese anciano creyera, pero me molestaba que llevase una especie de contra hacia Peter.

Cuando llegué a la Sala abrí la puerta con cuidado, pues si alguien se encontraba ahí, lo menos que deseaba era asustarle y que terminara por atacarme. Pero para mi gran sorpresa, nadie se hallaba dentro. ¿Por qué? Era Jueves por la tarde, y a estas horas los niños se encontraban aquí... Bueno, probablemente habían descansado o algo por el estilo, no tenía idea, pero las malas noticias llegaban primero, así que no debía preocuparme.

— Veamos...— Pensé en voz alta mientras pasaba mi mirada por todos los estantes, y me detuve en uno que contenía los progresos que se habían tenido con los Shelvs. Bufé. Estaba harta de ellos, estaba harta de saber que ellos eran un impedimento tan grande en las vidas de todos, especialmente en las vidas que fueron consumidas por su asquerosa voluntad. Me acerqué a la pizarra de fotografías y observé con rencor todas aquellas despiadadas imágenes en las que los Shelvs se deshacían poco a poco de cada persona que se cruzaba en su camino. Mi rostro reflejaba tanto odio que era inevitable darse cuenta cuán enojada me encontraba.